Por su parte, Philips ha desarrollado un sistema que pretendía invadir el mercado con un producto que hace la tecnología de grabación digital asequible en precio (unas 40.000 pts). Las siglas DCC significan Digital Compact Cassette, ampliando el nombre CC de las superconocidas cintas analógicas, que también fueron inventadas por Philips.

Una pletina DCC sirve para reproducir y grabar cintas DCC, pero también puede reproducir (no grabar) las cintas analógicas.

A diferencia del DAT o el CD Audio, el DCC utiliza un sistema llamado PASC (Precision Adaptative Sub Coding - subcodificación de precisión adaptativa) que, al no grabar la información de las frecuencias que no es capaz de percibir el oído humano normal, le permite almacenar más minutos de música en menos espacio.

Este sistema produce una ligerísima pérdida de calidad que la inmensa mayoría de oyentes no serán capaces de detectar, aunque lo hace inadecuado para su uso profesional en estudios de grabación.

Otro problema es el elevado precio de las cintas digitales vírgenes, cercano a las 1.000 pts/hora.