El formato de disco compacto de audio (CDA) ha supuesto la posibilidad de escuchar grabaciones de muy alta fidelidad en un soporte muy barato de fabricar. De las 2.500 o 3.000 pts que cuesta un disco, sólo un escaso 10% se debe al coste del material; el resto se dedica a los derechos de autor, gastos de distribución, promoción, y margen comercial.

El CD Audio se basa en una grabación digital sin procesado posterior, es decir, se almacena en el disco compacto toda la información generada en la grabación, lo que representa una gran cantidad de información (aproximadamente 10 Mb por minuto)

Dado que un disco compacto es capaz de almacenar más de 650 Mb de información, esto nos da unos 74 minutos de tiempo máximo por CD, una buena cantidad (hora y cuarto) donde cabe sobradamente la duración usada en los discos de vinilo L.P. (long play - larga duración).

El problema del CD Audio es que no podemos grabar nueva música en dichos discos, porque vienen prensados de fábrica, como los antiguos L.P. Así pues, en aquella época, la única alternativa de grabación doméstica era la cinta de cassette.